Opinión: Afrontar la crisis

Opinión: Afrontar la crisis

31 Marzo 2015

Es bien sabido que las crisis políticas no se resuelven con populismos, fuegos artificiales ni declaraciones para la galería. La forma de hacerlo es no contra sino a través de las instituciones. Pero ¿Cómo hacerlo cuando son las propias instituciones las cuestionadas?

Andrés Allamand... >
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Hay una opinión generalizada en torno a la necesidad de afrontar la actual crisis que afecta a la política y, más grave aún, a sus instituciones. Nadie se libra: El Congreso, la Presidencia de la República, el Ministerio Público, el Tribunal Constitucional y así suma y sigue bajo una generalizada sospecha.

Y aquí parece estar el nudo principal del problema. Es bien sabido que las crisis políticas no se resuelven con populismos, fuegos artificiales ni declaraciones para la galería. La forma de hacerlo es no contra sino a través de las instituciones. Pero ¿Cómo hacerlo cuando son las propias instituciones las cuestionadas?

Hay varios requisitos. El primero es precisamente no continuar alentando la demolición de las instituciones. Tal ruta es completamente inconducente salvo, claro, que se quiera reemplazar abruptamente (nadie se atreve a insinuar cómo) tales instituciones. El segundo es que las instituciones funcionen - la sabia premisa de Lagos- sin interferencias, presiones ni prejuicios. El tercero es que las instituciones actúen con sobriedad, seriedad e imparcialidad. En medio de las crisis, la actuación institucional tiene que elevar su nivel y actuar conforme a las máximas exigencias.

Cada cual deberá hacer su trabajo: El gobierno y los partidos empujando soluciones de fondo, el Congreso legislando, el Ministerio Público investigando, los Tribunales impartiendo justicia.

Sin embargo, es también fundamental retomar la agenda política orientada a resolver y no prolongar los problemas. La tragedia del norte del país, vuelve a dejar en evidencia que la dura lección del 27 F no fue aprendida a cabalidad. Estamos muy lejos de tener un sistema de respuesta a las emergencias que garantice la seguridad de la población y el cuidado de nuestros recursos naturales. Los aluviones en el norte y los incendios en el sur lo dejan de manifiesto.

A este respecto, nada más inútil que entrar el juego pequeño de las recriminaciones políticas y las acusaciones cruzadas. Los ciudadanos exigen, con razón, que la política funcione no sólo con transparencia sino con mayor efectividad, acuerdos sólidos y sentido de urgencia.
 

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