Trabajadores de Mejillones denuncian malas prácticas protestando en una grúa

Trabajadores de Mejillones denuncian malas prácticas protestando en una grúa

21 Septiembre 2015

La empresa coreana fue emplazada por parte de sus trabajadores, quienes ocuparon una grúa a más de 100 metros de altura como medida de presión. 

Javier Ramos >
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En los últimos 30 años, Mejillones ha recibido un barrio industrial constituido por numerosas empresas que se posan en las costas de esta bahía pesquera. Desde la generación de energía hasta la creación de explosivos son algunos de los rubros que han traído trabajo, pero también efectos medioambientales irreparables a la población colindante a las industrias.

No obstante, los problemas laborales son cada año más recurrentes, poniendo en conflicto a empresarios y trabajadores por la búsqueda de un equilibrio entre esta siempre compleja relación.
Esta vez fue un funcionario de la empresa coreana Seil E & C, quién –a través de una carta difundida en las redes sociales- explica el contexto en que decide realizar esta peligrosa medida de presión.  Extenuantes turnos, irregularidades en accidentes laborales y “dictadura sindical”, son algunos de los hechos que abrían motivado a Aldo Arratia, Presidente del Sindicato multigremial Sintuc- Chile.
En la carta, Arratia explica los diversos problemas profesionales y personales que genera la existencia de los turnos 20 x 20, apelando al mejoramiento de la calidad de vida de los trabajadores de la empresa extranjera.
“Exigimos que se haga presente un representante de la Inspección del Trabajo de Antofagasta para que se pronuncie por los turnos 20 x 20”, como también referente al irregular traslado de trabajadores accidentados a la Clínica Antofagasta, recalca el dirigente que  protestó durante esta mañana sobre una grúa pluma en las inmediaciones de la termoeléctrica Cochrane.

Por su parte, los vecinos de Mejillones alegan que esta no sería la primera vez que existen estos problemas, como tampoco sería la primera vez que un trabajador arriesga su vida en busca de mejoras laborales.

“Los trabajadores están totalmente desprotegidos. No los dejan armar un sindicato, no les gusta ver a la gente organizada ni menos reclamando sus derechos” nos relata María Brevis, vecina del lugar.  “Las amenazas y los despidos son el pan de cada día por esas razones”, lamenta.

En lo que iba del día, El Nortero intentó comunicarse con la cuestionada empresa, lo cual no pudo concretarse para dar su versión de los hechos.