Aborto libre para no morir

Aborto libre para no morir

30 Diciembre 2020

A la promulgación de la ley en Argentina le queda un camino largo, partiendo por la ola de recursos que aleguen inconstitucionalidad de la medida que, de seguro, aparecerán por todas partes. 

Francisca Neira >
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Por Francisca Neira, periodista. 

¿Sabes por qué se abrazan, llorando de felicidad, esas miles de pibas amontonadas en las calles bonaerenses a las 5 de la mañana?

Porque ganaron una pequeña batalla a favor de la vida ¿qué? ¿que cómo a favor si son pro aborto? Sí po, a favor de la vida de ellas y de las cientos de mujeres que se sabe estadísticamente que mueren en un año por abortar escondidas en casa, en la casa de una amiga, en un hotelito metiéndose un gancho de ropa oxidado por la vagina, tomando pastillas que no tienen certeza de lo que contienen ni de dónde vienen, golpeándose la panza hasta el amoratamiento.

Porque el aborto existe, legal o no. El aborto es una práctica habitual en Latinoamérica (y el mundo), legal o no. Entonces cortémosla con esa fantasía de pensar que su tramitación hará que aparezca o desaparezca, la discusión real es cómo y quién lo practica y, te cuento algo, las más afectadas hoy son mujeres y son pobres. Es un problema de género y, sobre todo, de clase porque hay chicas que tienen la posibilidad de hacerlo con todas las medidas higiénicas disfrazando la acción de apendicitis en una clínica privada. Bien por ellas, pero injusto con todas las demás.

Por eso el aborto tiene que ser ley, en Argentina y en toda nuestra región. Porque los embarazos no deseados o que ponen en riesgo la salud física y mental de la madre no solo ocurren por un “descuido” de la mujer, sino que por una serie de violencias sistémicas avaladas por la estructura política y judicial de los países como cuando, por ejemplo, se obliga a una niña de 11 años, violada, a ser madre. O cuando una jueza desestima medidas cautelares en contra de un hombre que ingresó a la casa de su ex pareja (mujer) y la mata, solo porque entró con la llave y sin forzar la cerradura. O cuando ponemos en la mujer toda la responsabilidad (y costo) de la planificación familiar o anticoncepción.

Háganse cargo.

A la promulgación de la ley en Argentina le queda un camino largo, partiendo por la ola de recursos que aleguen inconstitucionalidad de la medida que, de seguro, aparecerán por todas partes. A Chile le falta todavía más. Pero lo claro, lo cierto, es que ayer una parte de Latinoamérica conquistó la vida, la de miles de mujeres que no “son” sino que “somos” o “podemos ser”. Dejen el individualismo de lado porque no son ellas las que abortan, somos todas las que podemos hacerlo o necesitarlo. Yo me quiero viva. A mí, a mi hermana, a mis primas y amigas y a todas las cabras que veo en la calle dando cada una pelea personal. No quiero que alguna de ellas muera por la irresponsabilidad de otro, por la marginación de un sistema que no elegimos y que, pa qué andamos con cosas, tampoco construimos.

Yo estoy re a favor de la vida, por eso soy pro aborto. Por eso me emocionan las lágrimas de las pibas al otro lao de la cordillera. Hoy es un gran día. Gracias cabras.