Decálogo para practicar la sororidad y cómo aprender que unidas somos más fuertes

17 Agosto 2020

Los casos emblemáticos de abuso y violencia machista, así como también movimientos sociales como Me Too y Ni Una Menos, son el tejido de una red de apoyo femenina para luchar contra las desigualdades y brechas.

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Por Piangella Obrador Moreno. Periodista.

Desde hace un tiempo la palabra sororidad se encuentra muy instalada en las conversaciones y actividades a diario, especialmente como un término reivindicativo que da cuenta de la relación de hermandad y solidaridad entre mujeres. Este neologismo que presentaba una realidad que existía pero no tenía nombre, fue incorporado por la Real Academia Española (RAE) a fines de 2018, definiendo a la sororidad como "la solidaridad entre mujeres especialmente en la lucha por su empoderamiento".

Los casos emblemáticos de abuso y violencia machista, así como también movimientos sociales como Me Too y Ni Una Menos, son el tejido de una red de apoyo femenina para luchar contra las desigualdades y brechas, dejando atrás una cultura de individualismo extremo, competencia y rivalidades entre mujeres en la que muchas crecimos.

Por esta razón, quiero compartirles este decálogo que creé para ser más sororas, sin olvidar que la única forma de conseguir nuestros objetivos y propósitos es mantener esta lucha unidas. Nunca más solas.

-Juntas somos más fuertes: La sororidad es un pacto social, ético y emocional construido entre mujeres, por esta razón, es necesario grabarse que juntas somos más fuertes que por separado. Recuerda que el empoderamiento sólo es posible si creamos alianzas fuertes entre nosotras, tomando conciencia de lo que somos, merecemos y que debemos luchar por quitar el sesgo en una sociedad marcadamente patriarcal. 

Por consiguiente, debemos impregnar en cada mujer con la que nos encontremos esta conciencia, con la finalidad de empoderarnos mutuamente. Aquí es importante recalcar que no sólo hablamos de ser amigas, sino de crear una hermandad, una mayor complicidad femenina, una mentalidad transformadora y un compromiso social.

La sororidad tiene un papel preponderante en esta tarea, ya que nos permite recobrar nuestro poder como mujeres que se nutren a sí mismas y que aportan a las demás en distintas esferas porque juntas somos mejores que en soledad.

-La de al lado es compañera, no competencia: Si bien la sororidad apunta al reconocimiento de la otra como un igual y la competencia demuestra la superioridad en algo específico, es fundamental reconocer cuando otra mujer tiene más capacidades que tú en un área específica.

Por esta razón, debemos reconocer el mérito, dejar de ser 'chaqueteras', de 'tirar para abajo' o atribuirle el éxito por alguna situación externa, omitiendo sus capacidades y talento. Debes recordar la importancia de tener como mantra para tu vida: "menos competencia, más colaboración".

-Nunca justifiquemos el acoso, abuso y violencia hacia las mujeres: Si crees que una mujer tuvo la culpa por una situación de acoso, abuso y violencia, estás completamente equivocada. Las mujeres no incitan a los hombres con su vestimenta a sufrir episodios de acoso o abuso sexual, culparlas por ese hecho es producto de una sociedad machista que le da al agresor un motivo para no responsabilizarse en torno a sus actos.

La violencia de género en muchas ocasiones tiende a minimizarse o justificarse ("algo habrá hecho"). Es bueno detenernos, reflexionar y darnos cuenta de todos los elementos erróneos existentes porque es responsabilidad de todas y todos hacerse cargo para erradicar estas malas prácticas tan inherentes en la sociedad.

-No juzguemos nuestra apariencia física ni la de los demás: La sororidad no implica que debes llevarte bien con todas las mujeres, ser amigas de todas ellas por el sólo hecho de ser mujeres o que no puedas hacer reparos cuando nuestro género se equivoca. Es más amplio, la sororidad se refiere a que no debes juzgar a otras mujeres con los cánones sexistas con los que siempre nos juzgan, es decir, ampliar el debate a temas que son relevantes.

-Respeta la forma en que una mujer eligió vivir su sexualidad: No te entrometas en la forma en que tu par eligió vivir su sexualidad, tampoco critiques su orientación ni identidad sexual. Omite calificar y cuestionar estas elecciones.

Recuerda que vivir una sexualidad en plenitud supone superar los roles de géneros tan presentes en todas las culturas, lo que coloca a muchas mujeres en una situación desfavorable debido a los tabúes, imposibilitando que muchas de ellas no se conozcan en el plano erótico, tengan disociaciones respecto a su cuerpo y genitales, sin saber lo que realmente les provoca placer y satisfacción.

-No trates de "puta" a una mujer por su forma de vestir o por su sexualidad: Las etiquetas y los prejuicios existen en tu cabeza, no en la ropa, entonces, ¿por qué no dejas de reproducirlos? La mujer se arregla para verse bien, sentirse atractiva y hacer uso de su derecho a mostrar su sensualidad, pero eso no es sinónimo de violencia ni es una invitación a nada, la sociedad debe ser respetuosa. Respecto al sexo, la situación es similar, si una mujer tiene más de una pareja sexual sin compromiso es tildada de "puta" y fácil", mientras que el hombre es vanagloriado o catalogado como héroe. Por esta razón, debemos luchar contra la afición social que avergüenza y negativiza la sexualidad femenina.

Otro hecho que debemos erradicar es dejar de fomentar la noción de que la infidelidad es culpa de "las zorras que roban hombres". Recuerda que para ser infieles se necesitan dos personas, apuntar con un dedo señalador a la mujer, representa las nefastas consecuencias del patriarcado. Es importante no caer en una postura moralizante, con cuestiones ligadas a la culpa que recaen nuevamente sobre la mujer, quedando en este caso el hombre sin ninguna responsabilidad.

-Evita los juicios sobre las mujeres que no tienen hijos: La sociedad presiona para que las mujeres sean madres porque, lamentablemente, hay personas que no comprenden por qué no quieres embarazarte. Cuando explicas la razón te cuestionan, te tildan de egoísta, hacen un llamado a tu "instinto maternal" (creo que no existe, se construye); otras personas creen que "es moda", muestran su preocupación respecto a quién te va a cuidar cuando seas mayor y qué harás de tu vida "sola". El deseo por no querer pañales ni mamaderas en tu vida debe tan validado como la determinación de ser madre. Recuerda que plantearse la maternidad es una decisión, no un deber de género.

-La ex nunca es la loca: Creo que las ex's de las parejas que vamos conociendo en nuestra vidas son completamente demonizadas, vilipendiadas y catalogadas con rasgos psicopáticos. Sin embargo, querida lectora, es muy probable que tú también sin saberlo estés en este grupo. Antes de escuchar esa frase que es más mito que verdad, deberías cuestionar a la persona que te cuenta esto porque probablemente sea una exageración.

En nuestra cultura bajo el modelo patriarcal se incita a las mujeres a la dependencia emocional, junto a mitos sobre el amor romántico. Piensa y replantéate que a esa ex "supuestamente loca" le dieron una excusa demasiada mala para terminar una relación o, simplemente, de un día para otro esa persona decidió alejarse de su vida sin explicación.

También, puede ser que el hombre en cuestión haya catalogado a su ex pareja de esa forma para ocultarle a su nuevo objetivo amoroso que le mintió o fue infiel. El hecho de considerar a su ex una demente tras haberla dejado, lo describe como un personaje sin la más mínima empatía humana, que no consigue comprender a alguien dolido y que se encuentra superando un duelo por una relación que le importaba. En cualquier caso y con honrosas excepciones, el mito de la ex loca suele estar más relacionado con mentiras en la ruptura y falta de explicaciones.

-El amor propio como base de la sororidad: El amor propio es reconocerse para reconocer, cuidarse para cuidar y quererse para querer. Para lograrlo debes hablar en positivo, practicar la empatía contigo, dedicarte tiempo, mirarte, explorarte, perdonarte y elegir bien a las personas que te rodean.

Cuando llegues a un nivel de equilibrio todo cambia para bien. Te darás cuenta que tienes toda una tribu de mujeres dispuesta a apoyarte, a brillar juntas, a ser aliadas, a cuidarse entre sí y a ser tus hermanas de la vida. No olvides que la sororidad sólo suma y que trae efectos positivos en tu vida, es tu misión comenzar a practicarla.