Gayola: Zapallita y quienes conducían los caminos de lo correcto

Gayola: Zapallita y quienes conducían los caminos de lo correcto

10 Noviembre 2020

Érase una vez un pueblito llamado Pumbo, donde tener ideas propias y llevarlas a cabo era imposible.

Manuel Carmona >
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Por Manuel Carmona. Abogado y escritor. 

Al igual que el agricultor siembra semillas de tomates en la tierra, para cosechar tomates y no zapallos, la cultura se enmaraña férreamente a nuestro propio ADN y nos convierte en un resultado querido por su “agricultor”, para bien o para mal, nos convierte en un conjunto de creencias, donde ingenuamente, creemos ser libres de elegir esas mismas creencias, sin darnos cuenta de la cárcel que nos hemos construido gracias a una lectura inconsciente, un estudio basado en la memoria, el trabajo repetitivo y carente de sustancia, contenidos copiados y no investigados, paradigmas, tradiciones incuestionables, costumbres de pueblos que se elevan a nivel Dios, costumbres de una clase social, costumbres de una época y una larga lista de otros factores socioculturales que fortifican nuestra gayola. Es en este contexto de grilletes culturales, donde nace este mundo de Zapallita:

Érase una vez un pueblito llamado Pumbo, donde tener ideas propias y llevarlas a cabo era imposible, se les enseñaba a copiar y producir lo que ya había hecho aquel otro pueblo llamado Superpueblo, que sí era un gran pueblo, a los ojos de quienes conducían los caminos de la corrección, los llamados Titiricorrectos.

Catalina, alias Zapallita, se negaba a esa realidad y siempre estaba inventando cosas para el bienestar de su pueblo, sin copiar a Superpueblo, por ende, era ignorada por los Titiricorrectos; el único trabajo permitido era copiar y producir, no importa que estudiaras o no estudiaras, lo único permitido era copiar y producir lo que venga de Superpueblo, no respetar esta norma era castigado/a de una manera que el pueblo de Pumbo ignoraba, salvo los Titiricorrectos.

Zapallita debía recolectar frutos que botaban en los mercados y comer de sus propios cuentos, para seguir en lo suyo y no morir de hambre, ya que no quería trabajar en"lo correcto" y por ende remunerado. Ella se inspiraba, para sus creaciones, en la bandera de Pumbo, la cual siempre llevaba en una de sus manos.

Un día, Floriandino, quien era un Titiricorrecto exclamo al pueblo:

“¡¡Basta!!! Ya no veo razón para seguir copiando y produciendo lo mismo que hace Superpueblo, si ustedes miran a su alrededor podrán ver que en nuestro propio pueblo existen otras comunidades dignas de admiración, como Sulimin o Polomberen”

Producto de ese arrebato inspirador, Se produjo una división entre los Titiricorrectos, quienes querían seguir copiando y produciendo lo mismo que Superpueblo y quienes siguieron a Floriandino, los que ahora se hacían llamar los Titiriandinos.

ALEGRÍA

Catalina, alias la Zapallita, al enterarse de esta situación, salto de alegría y se imaginaba las muchas ideas que podría contarle a los Titiriandinos, por fin, alguien valoraría sus creaciones, como los Juguetes que avisaban cuando un/a niño/a estaba enfermo/a ;cuentos comestibles; canciones que quitan la sed; lenguaje de vibración, para hablar con animales y otros mundos; un diario de vida incapaz de sentir cosquillas al escribir en sus hojas, un espejo que muestra el reflejo de tu ser, etc.

Luego de 2 meses de espera, para poder ser recibida por Floriandino, por fin llego el día, Zapallita salió alegre, fue corriendo a hablar con su “héroe” y solo se distrajo por un grafiti que le llamo la atención:

tener pesadillas!

Más allá de ese tétrico distractor, Zapallita llego a las oficinas de Floriandino y después de presentarse educadamente, le dijo a Floriandino:

Quiero compartir con ustedes muchas ideas propias, que podrán provocar cosas maravillosas, para nuestro pueblito.

Floriandino: Aquí no tienes que cargar en tu mano esa bandera, acá somos como tú; cuénteme ¿quieres copiar y producir cosas de Sulimin o Polomboren?.

Zapallita: Solo quería compartir ideas propias.

Floriandino: No existen las ideas propias, todo es parte de nuestra cultura Sulimin o Polomberen, salvo Superpueblo, donde solo viven bestias y nada tiene que ver con nosotros.

Zapallita: Yo solo quiero mostrarles mis propias ideas.

Floriandino: ¿Entonces porque llevas la bandera que caracteriza a los Titiricorrectos?

Zapallita: Porque me gusta y me inspira

Floriandino: ¡Basta! nosotros hemos aprendido, de Sulimin y Polomberen, la esencia real de esa basura ¿Sabes cuanta sangre tiene esa bandera?.

Zapallita: No, en su tela solo veo un lindo diseño que ...

Floriandino :! Basta! da gracias que vivimos en un pueblo libre o tendríamos que sacarte a patadas.

Zapallita, se alejó con resiliencia y comprendió que….

 

Una niña: ¡¡Mamá!! ¿Por qué Siempre me cuentas ese cuento?.

Madre: Porque es el cuento que me contaba mi madre, y a ella se la contaba tu abuelita y tu abuelita a su madre y …

Niña: Si entiendo mamá, pero a veces me gustaría escuchar cuentos como la abolición del Hombre u otros.

Madre: !Basta! ¿dónde escuchaste ese cuento?, es un cuento de Superpueblo, y todo lo que venga de ese pueblo es de bestias.

Niña: El papá, una vez me lo leyó.

Madre: No es un cuento para niñas.

Érase una vez un pueblito llamado Pumbo, donde tener ideas propias y llevarlas a cabo era imposible, se les enseñaba a copiar y producir lo que ya había hecho aquel otro pueblo llamado Superpueblo, que sí era un gran pueblo, a los ojos de quienes conducían los caminos de la corrección, los llamados Titiricorrectos.

...

Personaje Indeterminado 1: ¿Por qué sigues leyendo esto?

Personaje Indeterminado 2: Porque si no leo, no puedo escribir

Personaje indeterminado 1: ¿Y para quién escribes?

Personaje indeterminado 2: Para la gente, debo advertir quienes son …

Personaje indeterminado 1: Yo no te veo escribir, te veo intentar hacerme cosquillas, pero no es gracioso.

Zapallita, se alejó con resiliencia y comprendió que….

Al salir de ese lugar, un Titiricorrecto, de silueta delgada y ojos prominentes, la siguió y le dijo: Catalina, estamos encerrados, condenados a repetir a menos que me pongas atención: "Al igual que el agricultor siembra semillas de tomate en la tierra, para luego cosechar tomates y no zapallos, la cultura se enmaraña férreamente a nuestro propio ADN y nos…"

 

Madre: ¡Hey! ¡Hija!, ¡despierta! Hija, ¿estás bien? Tuviste una pesadilla.

Catalina: ¡Uf! sí, soñé que vivía en un lugar donde crear estaba prohibido, me sentía tan sola y la gente no me llamaba por mi nombre, sino que me gritaban: ¡Zapallitaaaa!, ¡Zapallitaaa! en tono de burla.

 

Madre: Esa es la lección del cuento querida hija, cada cosa tiene su tiempo, lugar y tradición, por ello quienes creen estar ajenos a eso, ¡MERECEN