Memorias: En nuestro actual sistema de transportes todos añoramos el "Furgón Mágico"

Memorias: En nuestro actual sistema de transportes todos añoramos el "Furgón Mágico"

29 Junio 2021
Hoy somos testigos de medios de transportes que no aportan al buen vivir. Todos añoramos ver todo como niños y no como adultos metidos en un sistema de infelicidad. Les comparto un recuerdo.
Manuel Carmona >
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Medios de transportes, donde se respira frustración y cansancio de una sociedad, cada vez más individualista y solitaria.

Hace muchos años, cuando aún era un niño y estaba cursando tercero básico, tuve que vivir por algunos años en la ciudad de Copiapó. Al comienzo me costó adaptarme a un nuevo colegio, una nueva región, nuevas amistades, pero en pocos meses, no solo me adapte, sino que además logré atesorar bellos momentos que me acompañan hasta el día de hoy, uno de esos recuerdos los compartiré con ustedes:

Yo vivía relativamente lejos del Liceo Católico Atacama y mis padres contrataron un furgón escolar para que me llevara al colegio, sin embargo, no era un medio de transporte común y corriente, era un "Furgón Mágico"  porque era conducido por una persona muy especial, yo le decía tía Vivi y la recuerdo como una mujer muy activa, entretenida, era una niña más en espíritu, muy responsable y puntual. Yo tenía la fortuna de ser uno de los primeros a quien pasaba a buscar desde muy temprana hora. El sueño se disipaba rápidamente, ya que en el” furgón mágico” siempre había muy variada y buena música, elegida por los y las niñas y la propia tía Vivi y sus hijitos.

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Jodorowsky y su Piscomagia

Cuando nos portábamos bien o éramos puntuales teníamos la recompensa de poder ir adelante, como copiloto. Recuerdo como podíamos bajar el vidrio y gritar, a veces a los bellos paisajes de Copiapó, otras veces a las personas, pero todo en un ambiente cálido de respeto y alegría, aunque recuerdo a una niña que gritaba hartos garabatos jajaja, era muy liberador, Alejandro Jodorowsky diría que era un acto de “psicomagia".

Ser un niño y estar rodeado de risas y alegría era impagable, nunca imagine que el trayecto de ida y de regreso a través de un furgón podrían marcar mis gustos musicales, mis ganas de pasear en auto y deseos de estar rodeado de gente positiva y alegre. También era un furgón solidario, cuando alguien necesitaba algo, la tía Vivi siempre organizaba algo para ir en socorro.

Recuerdo que en una oportunidad se perdió mi perrito llamado Whisky, la tía Vivi junto a los niños y niñas empapelaron casi todo Copiapó con avisos de "se busca y recompensa", lamentablemente nunca más supe de Whisky, pero el apoyo de todos y todas quienes integraban aquel "Furgón Mágico" hicieron que mi tristeza no tuviera fuerza.

Cómo sería la vida si hasta el medio de transporte que rutinariamente ocupáramos, nos recordara que esta vida es un juego, no un juego siniestro, sino uno bondadoso, donde la alegría y compañía son una constante, la adversidad un espejismo y, que importa más, disfrutar del camino que añorar llegar a un destino. 

En cambio, hoy somos testigos de medios de transportes, donde se respira frustración, cansancio y la música es prohibida, como si la banda sonora, obligada de tu vida, tuviera que ser el bocinazo y murmullo vacío de una sociedad, cada vez más individualista y solitaria. Recuerdo con mucho cariño Copiapó, con nostalgia de familia, amigos/as, Río El Pretil, sapitos, ajedrez, fútbol, “Botellita Envenenada" y tantas otras vivencias.

Hace algunos años fui a recordar paisajes de aquella linda ciudad y visite especialmente el Parque Pretil, donde jugaba con mi padre y contemplábamos ranitas y la naturaleza en general, Parque que estaba bendecido con un hermoso río, lamentablemente, de ese líquido cristalino, hoy solo queda tierra seca, desconozco como fue a suceder eso. 

Más allá de los lindos paisajes, que aún tiene Copiapó, siempre guardaré en mi memoria a muchas personas que conocí allí, como mis compañeros/as de colegio y especialmente, quienes fueron mis buenos amigos/as de niñez, Danilo Goic, Ibar Escobar, Daniela Khamg, la propia tía Vivi y sus hijos.

Ojalá todas las personas y en especial las niñas y niños, tuvieran la fortuna de subirse alguna vez a un furgón, conducido por alguien mágico, como la tía Viviana Sevillano.

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