No me gusta lo que haces, eres tonto

No me gusta lo que haces, eres tonto

12 Febrero 2014

Mucha gente acepta que alguien se ponga en este púlpito de lo bueno y lo malo, pero eso es sólo si, a ojos de todos, esa persona se ha ‘ganado’ el derecho de hacerlo y casi siempre aquello está ligado al poder, al dinero y a esas cosas. Lucha de clases, perro...

Eltor Ortega >
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Es tan fútil reclamar por el día de los enamorados: que es una fiesta mercantilizada, que el sistema nos tiene obnubilados, que el mundo está ciego; porque, los iluminados descubrieron que el amor se demuestra día a día, obvio, cómo es que nadie se dio cuenta antes. Pero ese no es el punto en realidad, la cuestión es más grande: el tipo de persona que siempre trata al de al lado como un inferior.

A saber; este tipo de gente está en todos lados, siempre, son como pulgas en un perro callejero, son cientos y nunca morirán. Ejemplo veloz: se acerca el Festival de Viña y resulta que aquel pérfido humanoide encuentra a todos los artistas malos, ninguno calza con su propio sentido de lo que es bueno; por lo tanto todo el mundo no sabe de música. Por Dios, a quién cresta le puede gustar reggaetón, flaites.

Ese aire de superioridad los hace insoportables en fechas como estas: el 14 de febrero, todos disfrutando (o haciendo el intento), ellos desde una altura falsa, desde arriba de su velador miran a los demás con desdén; con mirada pinochetista deciden que todos están mal en lo que hacen. No deberían celebrar esta fiesta de sentimientos falsos y plastificados.

Lo mismo en Halloween y hasta en Navidad. Fiestas por definición consumistas en extremo, pero otra vez, nunca nos daríamos cuenta de eso si no fuese por esos comentarios tan asertivos de genios con moral luminosa.

Y además de ellos están los rockeros, nada de malo con es secta ni la música, de hecho, rock y todo sus derivados es lo que está en mi cabecera siempre. Lo apestoso es el rockero en sí, el que adora a los clásicos y encuentra que todo lo demás que no tenga que ver con sus preciados ídolos son basura, odian al que escucha reggaetón y lo tildan de enfermo, al popero lo tratan de homosexual. No hay como los acordes de Queen, ¿qué es esa basura que escuchas?, no se parece a mis ídolos. No sabes de música, yo sí, ¡aguante Metallica!

Pero no son tan malos, algo de razón tienen. Por algo son tantos y de tan variadas formas y colores y entre ellos estoy yo. Porque, lo reconozco, es una estupidez gastar el equivalente a un sueldo mínimo en un teléfono: esa gente es tonta y todo por demostrar cierto estatus: o la buena situación económica/laboral o porque todos lo tienen y la tecnología de hoy lo demanda. Si alguien ve algo bueno en gastar ese dineral, vamos, yo desde aquí arriba les juzgo.

Pero hay algo raro, mucha gente acepta que alguien se ponga en este púlpito de lo bueno y lo malo, pero eso es sólo si, a ojos de todos, esa persona se ha ‘ganado’ el derecho de hacerlo y casi siempre aquello está ligado al poder, al dinero y a esas cosas. Lucha de clases, perro.

¿Deberíamos dejar de lado estos juicios y olvidar todo y vivir en tranquilidad, en una hermandad indestructible?, nunca funcionaría. Alguien siempre encontrará la forma de hacer la vida más aburrida, o entretenida, según la forma en que se mire.

El mundo es una incoherencia y una contradicción hasta el infinito.