El día jueves 26 de enero, en Licantén, un padre fue a buscar a su hija al jardín infantil. Al llegar a su casa tomó un arma de fuego y le disparó a ella y a su madre.  Luego se suicidó.

Leer esto sin duda produce consternación, es imposible pensar en otra cosa, de inmediato nos preguntamos ¿por qué? y  el tema nos lleva a reflexionar y compartir con los demás  la congoja que nos produce conocer esta noticia.  

Es por esto que cuesta entender que, al día siguiente de los hechos,  mientras en el Servicio Médico Legal de Talca esperaban que alguien retirara los cuerpos  sin vida de esta familia,  el N°1 en la pauta de varios medios y por ende, de las conversaciones ciudadanas, fuera el último acontecimiento del reality de turno, mientras que  de esta tragedia  y de todo su correlato para nuestra sociedad, se hablara muy poco, o nada.

La hija de esta familia era una alegre niña de cuatro años que asistía al jardín infantil Papelucho en la comuna de Licantén, donde hoy sus tías y compañeros la extrañan y sienten un gran dolor. El mínimo homenaje que se merece es que cada uno de nosotros  se detenga un momento a pensar y se proponga hacer un esfuerzo por mejorar las relaciones con su entorno.

Comunicarnos y compartir con los apoderados del jardín, conocer y conversar un poco más con los vecinos,  ofrecerles, de vez en cuando nuestro apoyo, son acciones que aunque no lo creamos, pueden salvar una vida.

Sergio Domínguez R.
Director Ejecutivo Fundación Integra