Patricia, Loreto y Nieves: mujeres que desde el anonimato trabajan por un mundo más equitativo

Patricia, Loreto y Nieves: mujeres que desde el anonimato trabajan por un mundo más equitativo

08 Marzo 2015

Ellas no son reinas de bellezas, ni tienen grandes puestos, son sólo tres mujeres sencillas que a diario luchan por seguir haciendo camino en esta vida. Sus experiencias son ejemplos claros, que en lo absolutos son el sexo débil.

El Nortero >
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Con el paso del tiempo la mujer, lentamente, ha ido conquistando puestos, reafirmando su rol y demostrando que en lo absoluto es el sexo débil.  Y si bien hoy, en gran parte del mundo se celebra el Día Internacional de  los Derechos de las Mujeres y la Paz Internacional, es una fecha que nos debiera obligar a reflexionar a todos por igual.

Mal que mal, este día se conmemora también aquel fatídico 25 marzo de 1911, en que más de 140 trabajadoras, muchas de ellas inmigrantes, fallecieron en el incendio de la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist de Nueva York, donde se habían encerrado como forma de exigir un trato digno en su calidad de mujeres trabajadoras.

Hoy, 104 años desde aquel desastre, ya la mujeres pueden hablar de equidad y disfrutar que también se les ha permitido sacudirse de todos aquellos prejuicios sociales, a los que antes estaban sometidas y que las obligaba a ser caras bonitas, siempre sonrientes y dispuestas a que sus sueños, amores y miedos quedaran en segundo plano.

Por eso hoy en esta crónica, hemos  querido destacar no aquella que tiene un gran puesto,  la que es exitosa en sociedad o reconocida por su labor. Este día, queremos homenajear a través de tres mujeres, a todas aquellas que desde el anonimato construyen la sociedad, paren y crían a los hombres que deciden y que también son las madres e inspiración, de esas otras muchas mujeres que hoy han llegado lejos.

Patricia

Patricia Chávez, de 55 años, soltera, madre de tres hijos y dos nietos, es quizá el fiel reflejo de un gran grueso de antofagastinas y chilenas, que pese a las dificultades, a diario se levantan dispuestas  a conquistar el mundo.

La señora Paty es mujer de piel, que se gana el cariño rápido, que gusta escuchar música para alegrar sus días y que es leal con los suyos. Siempre dispuesta a tender la mano a quien la necesita o  dar un consejo y un abrazo, con la sabiduría que su experiencia e historia le han dado.

Fue madre joven y desde que su hijo mayor era pequeño, comenzó a trabajar como asesora del Hogar. Ya lleva más de 35 años en el mismo oficio, ese que le permitió, sola, sin ayuda del progenitor de sus hijos, sacarlos adelante y lograr que hoy los tres sean profesionales.

“A veces fue duro,  llegaba cansada a la casa, pero siempre me daba el ánimo para dejar todo listo para el otro día, para revisar sus tareas y jugar con ellos. Hoy, estoy  contenta, porque los tres supieron salir adelante”, comenta.

Uno es arquitecto, el otro Administrador Público y la más chica Ingeniero en prevención de riesgos, cuenta orgullosa. Pero en realidad quienes se llenan de orgullo, son ellos, sus hijos, que han visto siempre en su madre, una mujer valiente, fuerte y decidida, que no deja que nada la derrumbe, ni la sociedad, ni el qué dirán, ni  la vida misma.

Loreto,

Loreto Ruiz, realiza una labor históricamente asociada a los hombres, pero lo hace con la dedicación y pasión que sólo las mujeres saben poner a cada una de sus quehaceres. Ella es parte de un grupo pequeño, selecto y osado que se ha atrevido a irrumpir en un mundo masculino por antonomasia.

Desde hace  un par de años ingresó a formar parte del Programa Trainee de Mujeres Mecánicas impulsado por Finning en Antofagasta. Ella junto a otras nueves compañeras se atrevió a luchar contra los prejuicios y llevar hasta el límite su motivación e inteligencia.

“A medida que adquirí experiencia en la empresa,  le perdí el miedo a hacer cosas nuevas, además es un orgullo para
mi familia que yo sea soldadora
. Le pongo energía y actitud a mi trabajo”, cuenta Loreto.

Trabaja en turno 7x7 en un contrato de Minera Gaby, pero como digna representante del  ingenio y fuerza femenina, ha sabido organizar su vida personal y laboral, con todos los sacrificios que eso implica. Pero esta mujer, además es muy valoradora de la vida y de quienes la rodean, pues, reconoce que los lazos con sus compañeros se vuelven fundamentales, pues son ellos quienes la contienen y apoyan, pasando a ser una segunda familia

Nieves

Nieves Alzate, 57 años de edad, colombiana llegó en octubre de 2010 a Chile. Ella es parte de un número importante de mujeres inmigrantes, que han dejado sus casas, amistades y familia, por trasladarse hasta otro país, sin importarles si son discriminadas por su procedencia, costumbres o color de piel, pues, su necesidad de aportar al futuro de la familia que dejaron en su país natal, es mucho mayor.

En el caso de Nieves, su motivación personal es poder costear los estudios universitarios de su única hija. “Llevo acá poco más de cuatro años, pero hasta ahora no he tenido ninguna mala experiencia ni he sido discriminada por ser colombiana. Además mi mayor alegría es que mi hija ya está en séptimo semestre de fisioterapia y no se ha quedado con materia alguna. Su esfuerzo es lo que me da a mí la fuerza para salir adelante acá, tan lejos”, comenta.

Siempre de buen ánimo y servicial, Nieves es un ejemplo más de la fuerza y convicción que permite que las mujeres no sólo rompan esquemas, conquisten espacios, sino que también crucen fronteras.

Estas historias son sólo tres casos representativos de aquel género que por años ha sido tildado de débil. Pero, que en realidad si no fuera por su fuerza al pujar, su valentía al criar y tesón y porfía de motivar a que sus hijos salgan adelante, la humanidad no estaría donde está.

Que no sólo sea hoy el día en que la mujer es tratada con cortesía y en que que se le reconocen sus aportes. Esto es algo que debe hacerse a diario,  especialmente por esas  mujeres que desde el anonimato aportan a que este mundo sea cada vez más equitativo y tolerante.