En mayo del 2003, Aron Ralston, un alpinista de 27 años, exploraba en el cañón Blue John, en Utah, Estados Unidos. Una roca cayó atrapando su antebrazo derecho y aplastándolo. Durante cinco días intentó sacar el brazo de todas las maneras posibles.

La desesperación se apoderó de él y pensó que iba a morir. Al acabarse su agua, bebió su propia orina y grabó en video una despedida para su familia. 

Finalmente, deshidratado y moderadamente confuso, Ralston tomó una decisión. Golpeó su brazo con una piedra para romper los huesos,  y con su cortapluma cortó parte de su brazo. Después, usó las pequeñas tijeras del multiusos para cortar los tendones y, por fin, quedó libre. 

NoTeCreo.cl