¿”Zorrones” o “burrones”?: Incógnitas en la ecuación de la pandemia

¿”Zorrones” o “burrones”?: Incógnitas en la ecuación de la pandemia

10 Marzo 2021
Desde los inicios de la emergencia sanitaria se afirmó que el crecimiento de los contagios obedece a una función exponencial, indicándolo con gráficos explicativos que lo hacían muy claro. Dicha claridad, no es lo mismo para los matemáticos que para el grueso de la población.
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Por Claudia Vargas Díaz, Académica, Universidad de Santiago de Chile

El aumento sostenido de casos en los primeros días del 2021 ha llevado a que a un buen número de ciudades de Chile se encuentren en cuarentena total en plenas vacaciones estivales. Ese dato impacta en diversos ámbitos de la vida pero, particularmente en lo económico y en lo que a su salud mental respecta.

En suma, iniciar el nuevo año de esta forma nos lleva a pensar en la irresponsabilidad de unos grupos específicos frente a un virus del que nadie está libre y que nos afecta a todos.

Probablemente han sido sus actos en las fiestas de fin de año los que podrían estar arruinando el merecido descanso a lo largo de todo Chile. Y estos irresponsables corresponden, no solo a aquel grupo denominado “zorrones” sino que también son “burrones”, dada su alta incapacidad para comprender la gravedad del Covid-19.

Es más, a la base de su incapacidad podría subyacer la ignorancia. Una ignorancia que resulta llamativa si pensamos que los “zorrones” han estudiado en los colegios más caros del país, aquellos situados allá en las tres comunas del “Barrio Alto”. Su comportamiento devela debilidades educativas en distintos planos. No resulta descabellado atribuirlo a su falta de comprensión de la matemática.

Desde los inicios de la emergencia sanitaria se afirmó que el crecimiento de los contagios obedece a una función exponencial, indicándolo con gráficos explicativos que lo hacían muy claro. Dicha claridad, sin embargo, varía. No es lo mismo para los matemáticos que para el grueso de la población chilena.

Y aunque se han informado datos básicos como que la cantidad de camas UCI es insuficiente, y que los casos aumentan si no tomamos medidas de cuidado y autocuidado, de igual forma hemos sido testigos de decenas de fiscalizaciones en espacios de recreación, cultos, y últimamente las denominadas misas clandestinas. “Oremos” diría una especialista en didáctica de la matemática.

Un reto viral global como el que vivimos, donde los datos forman parte del “plato fuerte” de los medios de comunicación. Comunicación, no puede esquivar el hecho de que se requiere un nivel mayor de alfabetización matemática en los chilenos. Al menos saber “leer” las tablas que indican las tasas de positividad que representa cuántas de las personas evaluadas están realmente infectadas,  así como las tasas de incidencia que representa la velocidad a la que salen nuevos casos de la enfermedad en la población expuesta, que se calcula dividiendo los nuevos casos entre la población.

En estos datos están los elementos a considerar por parte de las autoridades. No obstante, disfrazando la preocupación principal del gobierno con argumentos de salud mental y necesidad de cambiar de aire, se otorgan  permisos para cruzar las fronteras regionales empeorando la situación de contagios en “nuevas zonas de sacrificio” como Cachagua en Zapallar, entre otras.

Sin duda que quienes nos esforzamos en la magna labor de educar y formar, apostamos por una educación matemática que represente mejor el significado de los datos en casos reales. Quizás la orientación de una educación matemática de este tipo podría entregar mayores luces a la humanidad para ser más humanos.

No importa si la mensualidad del colegio cuesta tres o cuatro sueldos mínimos y  si la cuota de incorporación sea de varios ceros, lo que debe quedar muy claro en la asignatura de matemática es que las acciones de cada uno de nosotros tienen un impacto en los demás. Considérese que los casos reales están disponibles para el profesorado para hacer mejores clases. Y lo que diga el Ministerio que cante misa, clandestina o abierta. Es momento de que las clases de matemática  se usen para enseñar a partir del Sars Covid-19, 20 y 21, por Zoom u otra plataforma.

Hoy en plena apogeo de la emergencia, más allá de encontrar la incógnita,  entendamos que su ecuación de la pandemia tiene muchas más “x” que aún desconocemos. Que nos quede claro de una vez que la irresponsabilidad producida por la incomprensión de lo que la matemática puede entregarnos es posiblemente el factor que altera todo el esfuerzo que hemos realizado los responsables para evitar los contagios. Cual Sísifo acarreando la piedra, allí estamos mirando cómo ésta retorna y retrocedemos en fases, fallece más gente, y quedamos sin ventiladores mecánicos. ¿Por qué los “burrones” hacen fiestas?,  ¿por qué no usan mascarilla?, y, por si fuera poco, ¿por qué están algunos apurados y apuradas por contraer nupcias para irse luego de luna de miel?