¿Internet como un Derecho Humano?: Un debate para la pila de pendientes

02 Julio 2020

En esta columna plantearé un tema que ya viene tiempo gestándose, pero que aún no logra consenso en nuestra sociedad, el reconocimiento de Internet como un Derecho Humano.

Felipe Gordillo >
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Por Felipe Gordillo.

El progreso de un pueblo no sólo puede apreciarse en su nivel de desarrollo tecnológico, sino también en la forma y grado en el que desarrollan su civis; y es esto lo que explica cómo nuestra calidad de vida ha ido mejorando con el paso de los siglos, y cómo el catálogo de Derechos se ha ido nutriendo y engrosando.

Ahora bien, toca reconocer que el avance de los Derechos no es gratuito, muchos han costado siglos y sangre; y no todos ellos tienen el mismo valor o importancia, tanto por su contenido esencial como por los requerimientos que las coyunturas imponen. Es así como, muchos derechos que hoy consideramos –básicos– fueron altamente debatidos en su oportunidad; y es por ello por lo que puede sostenerse que el cuestionamiento de los Derechos es una condición necesaria para que con el paso del tiempo se logre su reconocimiento legal y material.

En esta columna plantearé un tema que ya viene tiempo gestándose, pero que aún no logra consenso en nuestra sociedad, el reconocimiento de Internet como un Derecho Humano.

LA RESISTENCIA AL CAMBIO Y LOS ATAQUES DE TODOS LOS FLANCOS

Para un sector plantear Internet como un Derecho suena a un capricho burgués; para otros casi un insulto en el contexto actual, mientras vemos como nuestros hospitales llegan al colapso y las ollas comunes se extienden en nuestras comunas; para otros suena a propuesta “progre” de un grupo de rojos que lo quieren todo; y para otros simplemente suena tan ajeno como innecesario.

Como pueden apreciar los ataques son múltiples y vienen de todas partes, pero a la vez no somos pocos los que entendemos que sin este avance jurídico no podremos construir sociedades más equitativas, justas y activamente comprometidas. Pues, así como la libertad de prensa no tenía sentido más allá de la libertad de expresión antes de la invención de la imprenta, hoy Internet cobra sentido en una sociedad globalizada y digitalizada.

Asimismo, nuestra falta de formación cívica nos ha llevado a bajar el nivel del debate, porque aún tenemos ciudadanos que no conocen sus Derechos, que se asombran al descubrir que les faltan dedos para contarlos, mientras que otros asumen que derecho y gratuidad van de la mano, o que todo derecho es proveído por el Estado, al que le tienen más miedo que al Leviatán de Hobbes. Estos cuestionamientos y dificultades son relevantes, pero no las analizaré, pues mi foco no es el relato de un debate pasado, sino plantear las bases y una propuesta para un debate tan presente como futuro.

LA RELEVANCIA DE INTERNET EN EL DESARROLLO HUMANO Y SOCIAL 

La sabiduría popular nos recuerda que “lo obvio, por obvio se calla, y por callarse se olvida” y para mi resulta obvio que Internet también supone una herramienta multipropósito que nos habilita a participar en sociedad posibilitando aspectos esenciales de la vida en sociedad actual como la comunicación instantánea, el acceso de información, la realización de operaciones bancarias, financieras y comerciales, la generación de comunidades o hasta el acceso y materialización del trabajo remoto tanto en términos normales y con mayor razón en el contexto pandémico actual. Además, estos son sólo algunos ejemplos.

LOS DERECHOS HUMANOS NO SE CONSTRUYEN SÓLO DESDE LAS ASPIRACIONES

Todo derecho supone la existencia de condiciones que permiten la realización de las personas, mientras que su reconocimiento como Derecho Fundamental impondría al Estado el deber de priorizar las medidas para que éste pueda materializarse, para que todos tengan acceso y se cumplan ciertas condiciones mínimas, a la vez que se imponen deberes de abstención como el de restricción irrazonable de acceso.

Lo anterior tiene gran relevancia, pues en situaciones de crisis política interna, no han sido pocos los Estados que han restringido el acceso a Internet; y también hay ejemplos de protestas y revoluciones organizadas en línea. Basta recordar la primavera árabe o más cercanamente el rol que jugó internet en las protestas contra el tag en Santiago o la utilización de la red en el “estallido social del 18 de octubre” pasado.

Entonces, ya se ha señalado cómo internet resulta esencial para el desarrollo humano y político en la actualidad, siendo sus principales interacciones con los derechos de reunión y asociación, de libertad de prensa, de privacidad y con la libertad de expresión; pero sin que pueda agotarse en cualquiera de ellos, dados sus rasgos propios que lo llevan a proyectarse más allá de las consecuencias naturales de la extensión de estos Derechos con una lectura actualizada.

LA EXPERIENCIA INTERNACIONAL

La conceptualización de Internet como un Derecho humano ha surgido desde las comunidades, desde la judicatura, y ya ha tenido reconocimiento tanto en algunas legislaciones nacionales, como por parte de organismos internacionales como el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas aprobó, en el 2016 una resolución para la “promoción, protección y el disfrute de los derechos humanos en Internet” en la que aboga para que sea considerado como un derecho básico de todos los seres humanos.

A nivel de legislaciones nacionales otros Estados ya se nos han adelantado, y su experiencia puede ilustrarnos. Siendo el caso más conocido el de Estonia 2001 generó un plan para transformarse en una república digital y llegando a establecer Internet como un derecho humano básico y desarrollando fuertemente el sector de las tecnologías de información y comunicación, al punto de ser su principal sector económico. Es decir, son exportadores de servicios de tecnología. Aunque no se trata de una utopía, pero van por el buen camino.

Otro ejemplo sería el de Finlandia que en el 2010 incorporó este derecho y especificó las velocidades mínimas; y Grecia ya lo contempla en el artículo 5A de su Constitución. En cuanto a las construcciones no legales, sino jurisprudenciales tendríamos los casos de Costa Rica o el de India.

ESTO VA MÁS ALLÁ DEL ACCESO

Quienes hayan estado más atentos habrán notado que he hablado de Internet como un derecho y lo del –acceso a internet– porque no sólo debemos apuntar al acceso libre y con igualdad de posibilidades sin discriminación; sino que también debemos pensar en medidas que garanticen el  pluralismo (en los términos del art. 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos), o en la protección de la privacidad, sólo por dar algunos ejemplos de los rasgos que debieran contemplarse al momento de generar el debate y la concreción de este Derecho.

Naturalmente, en el desarrollo del debate sobre este Derecho nos encontraremos con dificultades, tanto técnicas, como materiales pues finalmente, vivimos en un Estado en el que el agua no es, aún, un derecho fundamental. Sin embargo, una vez se retome el debate constitucional, éste debiese ser uno de los puntos a discutir, pues sin duda sería una base desde la que podríamos construir una sociedad más justa e igualitaria.