Hace rato que el Arte Callejero se tomó los muros de nuestra ciudad. Nos habla de colores, historias y personajes del pasado. De identidad nortina, de sueños, frustraciones y demandas sociales; grafican lo feo y bonito que esconde el alma humana. Le da voz al victimario, a sus víctimas, a los héroes, a Dios y al diablo. De los muros brotan flores, mariposas, aves y seres imaginarios. Pueden causarnos admiración o repudio las obras que irrumpen el espacio público, (agarre una brocha y bórrelos si su estómago no lo tolera). Pero nunca debemos olvidar que detrás de cada rayado, dibujo, mural o mosaico hay una voz, que por lo general tiene buenas intenciones, y nos regalan el alimento más valioso, sano y honesto que puede nutrir el alma de un pueblo: arte… Arte… ARTE… Expresión humana sin ácidos trans, parecido al Amor, que podemos consumir a manos llenas o sudar apasionadamente.