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Usted va caminando por la calle y repentinamente siente un dolor punzante en la cabeza, pierda la fuerza en un brazo y no puede hilar frases en forma coherente. Estos son algunos de los síntomas más comunes de una Accidente Cerebro Vascular (ACV) un ataque calificado médicamente como una urgencia, esto porque tiene riesgo vital y/o una secuela funcional grave, además hay una tiempo relativamente corto para actuar;  por  tanto, su asistencia debe ser impostergable.

Este es uno de los casos que por su consideración de gravedad entran en la Ley de Urgencias, la que indica que ante una situación de este tipo cualquier persona, independiente de su plan de salud (FONASA o Isapre) debe ser atendido en el centro al que sea derivado, sin importar si este es público o privado. La ley establece que ningún recinto puede negar la atención, y menos solicitar garantías (pagaré, cheque, dinero en efectivo, etc.) mientras la condición de urgencia o riesgo vital persista. Cabe señalar, que la condición de urgencia vital será certificada por un médico cirujano.

Respecto al financiamiento, el prestador (FONASA o ISAPRE) se hará cargo del pago al centro asistencial mientras dure la condición de urgencia, posteriormente, el prestador cobrará al afiliado un copago por esta atención el que corresponderá al plan o tramo al que se esté adscrito. Luego, para poder realizar el copago, la persona podrá acceder de manera automática a un préstamo legal, el que debe ser brindado obligatoriamente por su prestador de salud, permitiendo al beneficiario financiar la atención de urgencia hasta la estabilización.

Sobre la permanencia una vez que el médico tratante certifique la estabilización, el  paciente o su representante pueden decidir el traslado a un centro de salud de su conveniencia, o bien, optar por quedarse en ese centro a través de la Modalidad de Libre Elección.

Para más información y pasos a seguir puede consultar en el sitio web  de la Superintendencia de Salud. [12]