En el santoral católico, hoy 14 de febrero, se celebra a San Valentín, presbítero romano que residió en la capital del Imperio, durante el reinando de Claudio II. Con su virtud y sabiduría logró ser venerado por cristianos y paganos. Por Marcia Vallejos, Iglesia.cl
En el santoral católico, hoy 14 de febrero, se celebra a San Valentín, presbítero romano que residió en la capital del Imperio, durante el reinando de Claudio II. Con su virtud y sabiduría logró ser venerado por cristianos y paganos. Por Marcia Vallejos, Iglesia.cl
Por Marcia Vallejos
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Por su gran caridad se hizo acreedor del nombre “padre de los pobres”.San Valentín , como hoy es popularmente conocido, fue un sacerdote que con la ayuda de San Mario socorría a los mártires de la persecución del emperador Claudio II.
A fines del siglo III - época caracterizada por las persecuciones- fue el tiempo también de muchos mártires, personas que dieron su vida por la iglesia y los más desposeídos. Según cuenta la tradición, este santo arriesgaba su vida para casar cristianamente a las parejas durante ese tiempo.
En los pocos escritos que se han encontrado de San Valentín, se cuenta que no dejaría de interceder en favor de su fe católica y estar en contra del estado de persecución en que a menudo se encontraba sumida la Iglesia. Valentín continuó haciendo profesión de su fe, afirmando que es Jesucristo «la única luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo».
San Valentín fue apresado y enviado por el emperador al prefecto de Roma, quien al ver que sus intentos para hacerlo renunciar a la fe no surtían efecto, mandó a golpearlo y decapitarlo. Eso sucedió el 14 de febrero del año 270.
Tiempo más tarde, San Francisco de Sales conoció las virtudes de San Valentín y con ello fue aconsejando a los jóvenes camino al matrimonio, que rogaran por el don del amor puro y la santificación de la familia, por el gran amor profesado a su Iglesia y por su muerte como mártir y perseguido.
La fiesta de San Valentín recuerda que el auténtico amor es más que un sentimiento, es esencialmente una opción de la voluntad expresada en la entrega y el sacrificio que no "mide" consecuencias. Por ello, los fieles se inclinarían a invocar a San Valentín —mártir primaveral— como protector del amor honesto, adjudicándose la advocación de Patrón de los hogares y del amor conyugal.