Es minúsculo. Parece un algodón en medio del desierto. El gaviotín chirrío o chico, como lo llaman los mejilloninos, es una especie particular.
A diferencia de las bandadas de aves que llegan al atardecer a ocupar los acantilados del sector La Portada como dormideros y para reproducirse, este pequeño volador lo hace en la pampa. En extenso y desolado territorio agreste, en medio del polvillo movido por el viento, da origen a la vida.
Sin embargo, ese mismo viento natural se puede convertir en polvareda cuando la maquinaria de un vehículo traspasa y circula por donde ellos habitan. Desolación silenciosa entre Antofagasta y Mejillones, el área de su ancestral ocupación, que hoy sufre presiones por la expansión territorial y el aumento del tránsito no establecido que mantiene a la especie en peligro de extinción y para la que se ha decidido buscar un mecanismo que permitan su conservación.
Se trata de la creación del parque nacional Morro Moreno, que lo gestiona la Corporación Nacional Forestal (Conaf) de la Región de Antofagasta, y donde se incluyen distintos sectores de planicie costera, ubicadas al sur de la península de Mejillones, en los cuales la especie nidifica, explica el director regional del organismo, Eduardo Rodríguez. A ello se agregan zonas de fauna nativa y de flora que subsiste por la humedad proveniente de la costa y la nubosidad ocasional.
La idea es evitar la expansión industrial o inmobiliaria, incentivar la investigación y la educación ambiental, establecer ocupación permanente de personal, y potenciar el turismo, que se podría desarrollar aledaño al mismo morro y en otros sectores de interés ecológico. El parque tendrá una extensión total de 19 mil hectáreas, de las cuales 5 mil pertenecen a la Fuerza Aérea, que traspasará el terreno a cambio de otro sitio, y que son aledañas al aeropuerto Cerro Moreno.
Rica diversidad biológica
Pese al vasto terreno, el parque no incluye la zona norte de la península, donde están instaladas cuatro termoeléctricas y se construye en proyecto GNL Mejillones. Sin embargo, para salvaguardar a la especie, el alcalde Marcelino Carvajal afirmó que existe el interés de protegerla mediante otro mecanismo, que hoy se evalúa.
Independiente de ello, en la zona de Morro Moreno no sólo habita el gaviotín chirrío (Sterna lorata). Según Conaf hay cuatro hábitats distintos con 195 animales, entre los que destaca el ratoncito oliváceo, lauchón orejudo, zorro chilla y la lagartija corredor. De aves se avistan cinco en estado vulnerable: gaviotín monja, águila pescadora, cóndor, la gaviota garuma y el flamenco chileno, que al igual que los guanacos no han sido vistos desde los \'70, pero que igual están considerados como parte del territorio.
Además en el mar hay 5 mil lobos de mar y está la nutria o el chungungo de mar que se categoriza en peligro de extinción. De flora se registran cerca de 90 especies, en su mayoría cactáceas y de especies florísticas, entre las que hay 13 especies únicas en la región, y que se ubican en la zona del morro, que tiene una altura de 1.140 metros, donde además hay restos arqueológicos de antiguos pescadores.
El doctor en Biología de la Universidad de Antofagasta, Carlos Guerra dice que hace más de una década que se advierte de la presencia del gaviotín, que pone los huevos en primavera, para recibir los primeros ejemplares en noviembre. "El anuncio de un sistema de protección es tremendamente positivo para evitar su extinción. Esta ave está siendo amenazada y se requiere una política de trabajo constante", afirma. Actualmente el académico realiza una investigación para determinar la cantidad de ejemplares de la especie.
Fotos: Centro de Rescate y Rehabilitación de Fauna Silvestre [6]
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